Washington, D.C.— En una declaración que mezcló la preocupación por la seguridad alimentaria con referencias cinematográficas, el senador republicano John Kennedy (Louisiana) generó controversia al advertir que comer camarón congelado importado de Indonesia —presuntamente contaminado con radiación— “podría convertirte en Alien”.
Sus comentarios se dieron en el marco de un debate en el Senado sobre estándares de inspección alimentaria, luego de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) anunciara el retiro precautorio de productos de camarón que dieron positivo a cesio-137, un isótopo radiactivo.
Entre las marcas involucradas figura Great Value, distribuida por Walmart, así como productos de empresas como Southwind Foods, Beaver Street Fisheries y AquaStar Corp. No obstante, la FDA aseguró que los productos contaminados fueron interceptados antes de llegar al mercado, por lo que nunca estuvieron disponibles para el consumidor.
Kennedy, sin embargo, utilizó un tono dramático para referirse al incidente, asegurando que el consumo de estos camarones podría provocar mutaciones físicas: “Podrías desarrollar una oreja extra o convertirte en algo salido de la película Alien”, afirmó. La FDA respondió que, si bien la exposición a cesio-137 representa un riesgo para la salud —particularmente si se acumula en el organismo—, no existen evidencias científicas que respalden efectos como los descritos por el senador.
Más allá del comentario polémico, Kennedy aprovechó para criticar la falta de controles más estrictos en los alimentos de importación, denunciando que solo entre el 1 y el 2 por ciento de los productos del mar que entran a EE.UU. son inspeccionados por la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica). El legislador comparó estos estándares con los de otros países, como Reino Unido y China, a los que calificó como más rigurosos en la materia.
El caso ha reavivado el debate sobre la supervisión de productos importados y la necesidad de fortalecer las medidas de control sanitario para evitar riesgos potenciales, aunque también ha sido objeto de críticas por el tono alarmista empleado en el discurso político.