TOMADO DE ACIPRENSA.COM
En la Audiencia General de este miércoles 12 de junio, el Papa Francisco aconsejó a los sacerdotes impartir homilías que no duren más de 8 minutos, y que contengan “un pensamiento, un sentimiento y una idea”, para que puedan “trasladar la Palabra de Dios del libro a la vida”.
Continuando con su ciclo de catequesis sobre el “Espíritu Santo y la esposa”, resaltó que la Sagrada Escritura es un testimonio “autorizado e inspirado por Dios” y por el Espíritu Santo, lo que se traduce en “la inspiración divina de la Biblia”.
El Papa Francisco recordó que “el deber de la Iglesia es ayudar a los fieles y a quienes buscan la verdad a interpretar correctamente los textos bíblicos”.
“La homilía no debe durar más de 8 minutos”
Para que la homilía ayude “a trasladar la Palabra de Dios del libro a la vida”, aconsejó especialmente a los sacerdotes “que hablan tanto, y tantas veces no se entiende de qué cosa hablan”, a realizar una homilía breve y concreta.
De este modo, para que los fieles no se queden dormidos, el Papa Francisco pidió que las homilías “no duren más de 8 minutos” y afirmó que estas deben contener “un pensamiento, un sentimiento y una idea”.
“La homilía no debe durar más de 8 minutos, porque después de ese tiempo se pierde la atención, y la gente se duerme, se queda dormida, con razón. Una homilía debe ser así, y esto se lo quiero decir a los sacerdotes que hablan tanto, tantas veces, y no se entiende de qué cosa hablan. Homilía breve; un pensamiento, un sentimiento, y una cosa de acción, de cómo hacer. No más de 8 minutos. Porque la homilía debe ayudar a trasladar la Palabra de Dios del libro a la vida”, enfatizó.
Asimismo, reiteró que en las palabras de Dios que escuchamos cada día en la Misa o en la Liturgia de las Horas, “siempre hay una que está destinada especialmente a nosotros, alguna cosa que toca el corazón. Si la acogemos en nuestro corazón, puede iluminar nuestra jornada y animar nuestra oración. Se trata de no dejar que caiga en saco roto”, añadió.
Por último, animó a los fieles a ser constantes con la lectura de la Biblia, la que permite acercarnos al Espíritu Santo.
Al término de su catequesis, durante el saludo a los fieles de lengua italiana, el Santo Padre pidió como de costumbre por el fin de las guerras en el mundo, especialmente en la martirizada Ucrania, Palestina, Israel y Myanmar. “Recemos por la paz, hoy se necesita paz. La guerra siempre, desde el primer día, es una derrota”, dijo.